lunes, 23 de abril de 2012

Fascismos (I)

I. LAS CRISIS DE LAS DEMOCRACIAS

En la Europa de entreguerras (1919 - 1939) existieron múltiples factores y acontecimientos que llevaron a las crisis de las democracias liberales y, al surgimiento de unos movimientos políticos nuevos: los fascismos. Pero no solo estos representaron una amenaza para las democracias, el triunfo de la Revolución bolchevique en Rusia (1917) hizo que creciera "el miedo rojo", es decir, a la extensión de una revolución comunista por toda Europa.
Así pues, tenemos por un lado, a organizaciones radicales de derecha, cuyos valores son un nacionalismo extremo, antidemocráticos y, muchos conservadores y, por otro, unos partidos comunistas que al calor del triunfo de la revolución rusa se dispusieron a trabajar en la batalla revolucionaria. Todo esto, en el contexto de la primera postguerra europea, que vivió unos convulsos años 20 y, que la crisis de 1929 agudizaría estos conflictos.

1.1. Contextualizando las crisis de las democracias

La derrota de los Imperios Centrales (Austria - Hungría, Alemania y Turquía) conllevó a la rápida expansión de regímenes democráticos en los nuevos países surgidos en Centroeuropa (Polonia, Checoslovaquia, etc.). Rápidamente se implantaron los derechos civiles de las democracias liberales, sufragio universal masculino y, en algunos casos femenino, surgimiento del pluripartidismo, etc.
Sin embargo, los distintos gobiernos democráticos no fueron capaces de resolver los grandes problemas políticos, sociales y económicos de este período, entre otras causas, por la escasa o nula tradición democrática de muchos países. De ahí, que la democracia liberal parlamentaria quedara desacreditada siendo considerada un sistema caduco, incapaz de resolver los graves problemas de la postguerra y, que abrazaran la idea de Estados autoritarios fuertes para afrontar los problemas.
Uno de estos problemas fue evitar el contagio revolucionario tras la creación de un régimen comunista en Rusia, así como de las distintas oleadas revolucionarias de Hungría, Alemania, además de las huelgas y las reivindicaciones obreras por toda Europa. Estando justificado pues, la creación de Estados autoritarios que lucharan contra la "amenaza bolchevique".
El otro gran problema surgió a finales de los años 20, más en concreto, con la crisis económica de 1929 al crecer vertiginosamente el paro, el empobrecimiento etc. Esto creó una nueva situación de tensión y una radicalización de las posturas políticas, que al final crearon una desconfianza hacia las democracias al ser ineficaces y, el anhelo de un Estado fuerte para salir de la crisis por parte de las clases medias y la burguesía. Así pues, los distintos fascismos lucharon contra "la amenaza bolchevique" con un nacionalismo agresivo, con la supresión de las democracias y, la implantación de la dictadura del partido único, consiguiendo el apoyo de las clases medias, temerosas ante la revolución.

1.2. El avance de las dictaduras

Las democracias subsistieron en los países donde había una mayor tradición liberal como Reino Unido, Francia, Suiza, Bélgica, Países Bajos, así como en los países escandinavos. No obstante en estos países surgieron también partidos de corte fascista pero que no llegaron a constituir una amenaza seria para la estabilidad política (Cruces de Fuego en Francia, Unión Británica de Fascistas, Partido Rexista belga, etc.)
Como medidas para frenar el avance de la crisis económica, el capitalismo se reformó y, el Estado tuvo un mayor papel protagonista (regulando el mercado financiero, estableciendo un salario mínimo, etc.), así como la introducción en el juego parlamentario de los partidos socialistas (consiguiendo así minimizar las posturas más radicales de los socialistas).
Para el resto de Europa, tanto en los países de Europa oriental, como los Balcanes y países mediterráneos con escasa tradición democrática, la crisis política y económica conllevó a la llegada del poder de Hitler a Alemania en 1933, así como la imposición de regímenes autoritarios en España, Portugal, Polonia, Hungría, Rumanía, Yugoslavia, etc. En 1939 la mayoría de Estados europeos eran de corte autoritario, es decir, dictaduras de derechas, así como regímenes fascistizantes en Hungría, Austria, España y Rumanía, en los que las influencias fascistas habían calado más.