miércoles, 30 de mayo de 2012

La crisis de 1929


1.      La quiebra del capitalismo

En octubre de 1929, el hundimiento de las cotizaciones en la Bolsa de Nueva York puso en marcha un proceso que llevó a la quiebra de la economía mundial. El colapso de la Bolsa fue seguido de la crisis financiera y, después de la industrial y agrícola.

Lo que comenzó como un simple descenso de las cotizaciones en la Bolsa de Nueva York, se convirtió en poco tiempo en la mayor crisis en la historia del capitalismo. Desde 1925, las cotizaciones de las acciones en la bolsa Wall Street, subían sin cesar y acumulaban beneficios extraordinarios. Los bancos, los empresarios y numerosos particulares invertían de forma creciente en una actividad que parecía ofrecer enormes y seguros beneficios. La fácil obtención de créditos para comprar acciones en la bolsa aumentó, aún más, la especulación. La diferencia entre el precio cada vez más elevado de las acciones y la actividad real de las empresas, mucho menos boyante que su cotización en bolsa, no paraba de crecer.

Los indicios de que algunas cosas no funcionaban bien antes de 1929 habían sido numerosos. Desde 1925, los valores de las materia primas bajaban las dificultades económicas de Reino Unido eran evidentes y habían arrastrado al sistema monetario internacional a una situación confusa, la producción industrial alemana estaba estancada desde 1927, y el comercio internacional pasaba por un largo período de atonía. Desde comienzos de 1929, el índice de la Bolsa neoyorquina se fue estancando. Las autoridades gubernamentales se sentían seriamente preocupadas por los acontecimientos, sobre todo por el crédito descontrolado. El jueves 24 de octubre se puso a la venta un número muy elevado de acciones, lo que se tradujo en una caída de los precios, que continuó en los días siguientes. Aquel día, bautizado como el jueves negro, señaló el final del alza permanente de valores. Muchos inversores pusieron en venta sus acciones para devolver el dinero que habían pedido prestado, lo que acentuó la caída de Wall Street.

El índice bursátil se hundió en pocos meses. El pánico se apoderó de los inversores y, que los lanzó a la venta masiva de valores, hizo fracasar los intentos de algunos bancos para frenar la caída de las cotizaciones por medio de la compra de acciones. La crisis en un principio bursátil, se fue extendiendo por los demás sectores de la economía y afectó gravemente a todos ellos. Además desde Estados Unidos se extendió al resto del mundo y, de esta manera, adquirió un carácter global.

La quiebra bursátil se convirtió en una crisis financiera, afectando el pánico a la banca, que se encontró atrapada entre unos inversores que no podían devolver los créditos recibidos antes del crack y unos ahorradores que corrieron a rescatar sus fondos, temerosos de perderlos. Muchos bancos no pudieron hacer frente a esta situación precipitándose en la ruina. De los 23 mil bancos estadounidenses, 5 mil quebraron haciendo perder sus ahorros a millones de ciudadanos.

Del sector financiero la crisis se extendió a la economía productiva. La paralización de la concesión de créditos y las quiebras bancarias afectaron a la financiación de la industria  limitaron el consumo de los ciudadanos. Muchas fábricas se vieron forzadas a cerrar ante la disminución de la demanda y la imposibilidad de seguir abasteciéndose de materias primas y de maquinaria o de obtener pagos a cuenta. La industria estadounidense pasó de la expansión a una situación de superproducción y almacenaje excesivos que ahogaban las finanzas de las empresas. La debilidad de la demanda facilitó la bajada de los precios, la caída de los beneficios y el cierre de un número creciente de empresas industriales.

El campo vio acentuadas las dificultades que arrastraba desde el final de la Gran Guerra. El descenso del os precios y de la demanda, así como la falta de créditos de los bancos, llevaron a la ruina a centenares de miles de campesinos, incapaces de hacer frente a sus deudas. Expulsados de sus tierras, se convirtieron en braceros o acudieron a las ciudades en busca de trabajo, en un momento en el que el paro en estas crecía rápidamente.

De las consecuencias de la crisis, la más significativa fue el aumento del paro. En pocos meses se quedaron sin trabajo millones de estadounidenses en todos los sectores económicos: industria, agricultura y servicios. El aumento del desempleo provocaba la reducción de la demanda, lo que, a su vez, implicaba un descenso de la producción y un agravamiento de los problemas.

Pero la crisis surgida en estados Unidos se extendió rápidamente por todo el mundo y afectó a casi todos los países. La interdependencia de todas las economías facilitó la expansión de la depresión. Los primeros países a los que alcanzó la crisis fueron los que basaban su economía en la producción de materias primas. Ya estaban afectados, desde años atrás, por la reducción del valor de sus productos, y la crisis comportó la disminución de la demanda y de los precios. Se vieron obligados a malvender los stocks crecientes o, simplemente a destruirlos.

Entre 1930 y 1931 la depresión llegó a Europa. La causa inmediata del estallido de la crisis en Austria y Alemania fue la repatriación de los capitales estadounidenses, que precipitó el hundimiento de sus economías. No obstante, a finales de 1931, las quiebras bancarias ya se extendían por todo el continente.

Caso aparte fue el de la URSS. Aislada económicamente del resto de los países a causa de su régimen comunista, no sufrió las consecuencias negativas de la depresión. En 1928 había iniciado el primer plan quinquenal cono el objetivo de crear una potente industria pesada, al tiempo que se colectivizaban los medios de producción, en especial la tierra. Los años siguientes fueron de crecimiento espectacular y convirtieron a la URSS en objeto de admiración, además de en una potencia económica mundial. La planificación económica soviética atrajo el interés de Occidente y pronto fue asumida por algunos partidos socialdemócratas, y en cierto modo, por los nazis.

2.      Las consecuencias de la Gran Depresión

El hundimiento de los sectores económicos sentó un precedente en la historia del capitalismo. El sector industrial fue el más afectado por la crisis. La producción industrial en el mundo descendió casi un 40% entre junio de 1929 y julio de 1932. Los sectores más afectados fueron el siderúrgico y el de fabricación de bienes de consumo no imprescindibles, como los automóviles, cuya producción se redujo a una tercera parte en tres años. El sector agrario, la crisis se manifestó no tanto por la caída de la producción como por el total hundimiento de los precios y el descenso de la demanda. Los precios agrícolas disminuyeron en Estados Unidos en un 57% entre 1929 y 1932, y la caída del poder adquisitivo de los habitantes de las ciudades se puso de manifiesto en la reducción del consumo, incluso de alimentos. Las acciones desesperadas de los campesinos destruyendo sus cosechas contrastaban con la penuria alimentaria en la que vivían millones de familias empobrecidas.

Las consecuencias sociales fueron evidentes y, supuso la destrucción masiva de puestos de trabajo en todos los sectores económicos. El crecimiento del paro fue especialmente grave ante el escaso desarrollo de los sistemas de protección social. Los países que habían establecido con anterioridad algunas medidas protectoras, como Alemania, Reino Unido, etc., tuvieron grandes dificultades para atender los costes sociales derivados del paro masivo. El desempleo prolongado suponía verse abocado a la miseria. La mendicidad, los asilos de noche y los comedores sociales e multiplicaban en unos países acostumbrados a la abundancia y aterrados ante una situación que no comprendían.

El contraste entre ricos y pobres era cada vez mayor, y las diferencias entre los que conservaban el trabajo y los que lo habían perdido eran enormes, ya que para estos últimos el acceso a la comida constituía un verdadero problema. La miseria resultaba difícil de entender cuando en el campo se destruían parte de las cosechas. La sensación de injusticia aumentaba al a vista de quienes encontraban al abrigo de los efectos de la crisis: los funcionarios con un empleo estable; los ahorradores, que con los precios a la baja veían subir el valor real de sus rentas; los jubilados, que tenían aseguradas sus retribuciones.

Las primeras medidas tomadas por los respectivos gobiernos para hacer frente a la crisis fueron, en general, un fracaso, lo que produjo un acusado descontento popular. Las ideologías antiliberales y anticapitalistas se extendieron. Por un lado, por la izquierda el socialismo y el comunismo; por otro lado, la derecha, las tendencias autoritarias y, los fascismos. Los extremistas reclutaban a sus militantes y simpatizantes entre las víctimas de la depresión: obreros parados, agricultores, clases medias arruinadas o sin empleo. Pero también los intelectuales se alinearon en las posiciones opuestas al sistema.

El balance político fue muy negativo para los regímenes parlamentarios. El autoritarismo se impuso en numerosos países europeos y latinoamericanos. Las formas más brutales de dictadura fueron los fascismos, que se extendieron por Europa. Por su parte, la izquierda, adoptó una política de compromiso con los poderes establecidos para intentar frenar la expansión del fascismo. Ejemplo de esta nueva posición fue la constitución de los frentes populares a partir de 1936.



3.      La búsqueda de soluciones

Frente a las crisis anteriores del capitalismo, la de 1929 fue de una gravedad total, que hizo que la aplicación de las recetas tradicionales profundizara más. La evolución de la economía capitalista no había sido nunca uniforme. Los ciclos económicos de expansión y depresión se conocían desde el siglo XIX y eran aceptados como una condición propia del sistema. Por otro parte, la experiencia demostraba que estas crisis se superaban al cabo de un período más o menos corto de tiempo. La novedad de la crisis de 1929 fue su duración y, su profundidad.

Para los economistas liberales, la crisis eran desajustes pasajeros de la economía, consecuencia del exceso de inversiones, que se paralizaban durante el período crítico, por la debilidad del mercado y por la acumulación de stocks y, volvían a incrementarse con la recuperación. El sistema parecía disponer de mecanismos correctores que garantizaban la superación del proceso de crisis, las supervivientes estaban en disposición de lanzarse a una nueva fase de expansión. Otra de las normas fundamentales del liberalismo clásico era el papel secundario del Estado en la actividad económica. La política estatal ante la crisis era la deflación: fomentar la reducción salarial, equilibrar el presupuesto del Estado y defender el valor de la moneda.

Basándose en estos principios, los gobiernos se apresuraron a aplicar las políticas de deflación frente a la crisis. Pero la generalización del proteccionismo comercial y de las prácticas devaluadoras convirtió en inútiles estas medidas. Es el caso del presidente Hoover de Estados Unidos, que convencido de que la crisis sería breve, adoptó escasa y tardías soluciones. Las políticas deflacionistas tuvieron graves consecuencias. En Alemania favorecieron el triunfo de Hitler y su ascenso al poder. En estados Unidos, provocaron la estrepitosa derrota electoral de Hoover, en 1932, ante su oponente demócrata Franklin D. Roosevelt. La gravedad de la depresión hacía necesarias nuevas salidas, que aparecieron poco después con el pensamiento de Keynes, el New Deal del presidente Roosevelt, las primeras políticas socialdemócratas suecas o la política del Frente Popular francés.

La política que mayor resonancia tuvo frente a la crisis dentro del mundo capitalista fue el New Deal (nuevo trato). Su mayor éxito fue devolver a su pueblo la confianza en la recuperación, por medio de medidas novedosas. Estas medidas de carácter económico y social, pretendían relanzar la producción, reanimando la demanda. Al ser adoptadas desde el Gobierno, rompían con la tradicional inhibición del Estado en el liberalismo económico clásico. Se reformó la banca, reforzando el control de los poderes públicos sobre ella, al tiempo que se mejoraba la protección de la clientela. La Administración contrató obreros en paro para realizar tareas de equipamiento a cambio de un salario aceptable, llegó a tener hasta siete millones de obreros en esta situación.

Con el fin de recuperar la demanda, se aseguraron a los campesinos precios garantizados, y a los trabajadores convenios colectivos con salarios mínimos y reducción de la jornada de trabajo. La escasez de inversiones privadas fue suplida por la inversión pública en grandes obras. Las actuaciones monetarias, como la suspensión de la convertibilidad del dólar, buscaron propiciar una inflación controlada que estimulara el consumo. El intervencionismo estatal alcanzó otros campos, como la supervisión de la actividad bursátil, se impusieron cuotas de producción a las empresas y a los campesinos. El New Deal impuso una legislación encaminada a eliminar las situaciones más injustas, creándose el primer sistema federal de seguro de paro y de pensiones, además de establecer un salario mínimo y el horario máximo de trabajo. Los sindicatos se convirtieron en interlocutores de los empresarios. Todas estas medidas intervencionistas rompían con la tradición liberal y contaron con la oposición de la gran patronal, aunque este sector se benefició de algunas decisiones como la suspensión de la legislación anti trust.

jueves, 24 de mayo de 2012

Comentario



“Las ejecuciones en masa por gas empezaron en el curso del verano de 1941 y se prolongaron hasta el otoño de 1944. Yo controlaba personalmente las ejecuciones en Auschwitz (...).
Por “solución final" se entendía el exterminio de todos los judíos de Europa. Tenía orden de dejar en disposición de funcionar los procedimientos de exterminio en Auschwitz, el mes de junio de 1941 (…) Había visitado Treblinka con objeto de ver la forma en que allí se llevaba el exterminio (...). El comandante del campo me dijo (...) que había empleado gas monóxido y, en su opinión, sus métodos no eran muy eficaces. Así pues, una vez mandados construir los edificios de exterminio, decidí emplear el Ciclón B, ácido prúsico cristalizado que introducíamos en la cámara de gas por una pequeña hendidura. Para matar a las personas que había dentro de la cámara de gas se requerían de tres a quince minutos, según las condiciones climatológicas (...). Ordinariamente esperábamos media hora para abrir las puertas con objeto de sacar los cadáveres. Una vez estaban fuera, nuestro comando especial se apoderaba de los anillos y dentaduras de oro de los cadáveres (…).
También, de vez en cuando, se realizaban experimentos con los prisioneros; entre ellos, la esterilización y experiencias relativas al cáncer. La mayoría de personas que morían a consecuencia de tales experimentos habían sido previamente condenadas a muerte por la Gestapo (…).”

Declaración de Rudolph F. Hoss, comandante del campo de Auschwitz, ante el Tribunal de Nuremberg en 1945.

Para comprender la información del texto buscar juicios de Nuremberg.

jueves, 17 de mayo de 2012

Alemania Nazi (II)

2.Llegada y construcción del totalitarismo nazi

La crisis económica de 1929 pasó una considerable factura a Alemania ya que el desorden político, económico y social hizo que las posturas de los alemanes se radicalizaran y percibieran el nacionalsocialismo como una esperanza. La crisis había permeado en la población con el aumento de un malestar social que favoreció a los nazis en la creación y difusión de un discurso radical. Pero además de esto, el avance de los comunistas era percibido como una amenaza, por lo que en las elecciones de 1932, fueron elegidos 196 diputados nazis frente 100 diputados comunistas. El apoyo de las fuerzas conservadoras a Hitler no se hizo tardar ante la influencia de los comunistas nombrándolo canciller en 1933, en un gobierno de coalición, en el que considerarían a Hitler como una figura transitoria. Éste juró la Constitución de Weimar, pero su intención era acabar con la democracia parlamentaria.

El apoyo social que obtuvo el nazismo hay que buscarlo en el apoyo que hallaron entre las clases medias, los campesinos arruinados y los obreros desesperados ante la miseria y el paro. Por otro lado, su nacionalismo radical les hizo ganar adeptos entre los sectores más conservadores como militares, antiguos combatientes y, la burguesía, que ansiaba un poder fuerte. Otro de los elementos aglutinadores fue su exacerbado anticomunismo, siendo percibido Hitler y los nazis como el arma más eficaz frente al comunismo. Evidentemente, las grandes industrias y finanzas habían financiado en los últimos años a los nazis, con lo que contaron con el apoyo de empresarios como los Thyssen, Krupp, etc.

En el programa del NSDAP aparecía claramente poner fin a la democracia parlamentaria y, efectivamente, una vez llegados al poder, Hitler comenzó con la construcción del Estado totalitario, en el momento en que el presidente Hindenburg (veterano de guerra) le dio permiso para disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones que se fijaron para el 5 de marzo de 1933. Inmediatamente se hizo un decreto que prohibía a la prensa hacer oposición, además de perseguir a grupos opositores. Obviamente las persecuciones se multiplicaban mientras las SA sembraban el terror en las calles contra opositores. En este contexto, se produjo el incendio del Reichstag, en el que se inculpó a los comunistas, sirviendo como excusa para suprimir las libertades individuales, el control judicial sobre las detenciones y, los derechos civiles, restableciendo la pena de muerte. En estas elecciones el Partido Nazi obtuvo un 43% de votos, frente a la izquierda (comunistas y socialistas) un 30%. De ahí que tuvieran que solicitar el apoyo del Zentrum Católico para que el Parlamento le concediese plenos poderes y la facultad de promulgar leyes sin necesidad de trámites. La concentración de poderes en manos de Hitler se completó cuando, en agosto de 1934, después de la muerte de Hindenburg, acumuló las funciones de canciller y presidente, proclamándose Führer y canciller del Reich: Reichführer.

En pocos meses los nazis habían transformado Alemania en un régimen totalitario en el que controlaban las instituciones, la sociedad y los individuos. Fueron suspendidas la libertad política, las libertades individuales, autorizando únicamente al NSDAP, en el ámbito político, mientras que en el mundo laboral fueron ilegalizadas las huelgas y los sindicatos, dejando solo el sindicato nazi Frente del Trabajo Nacionalsocialista.

Además, la Administración pública fue depurada con una ley que autorizaba el despido por razones políticas y raciales. La judicatura desapareció como poder independiente y quedó sometida a la voluntad del Partido al tiempo que se formaban unos tribunales excepcionales para delitos políticos. Además se produjo un proceso de centralización administrativa y política en el que los diversos Estados (Länder) fueron suprimidos, llegándose a identificar Partido y Estado, constituyéndose como un Estado unitario y centralizado. Así pues, los altos cargos del Estado eran cercanos al círculo de Hitler, dándose una verdadera lucha por ministerios para ganar influencia y poder en la gestión del régimen. La policía sería sustituida por organizaciones paramilitares nazis, las SS, además de la creación de la Gestapo (la policía política secreta), dirigida por Himmler, en el que ejercía la represión de la oposición, así como el control de la opinión pública. Además, desde 1933 se abrieron los primeros campos de concentración en las que se recluían a opositores, obligados a trabajos forzados.

Sin embargo, Hitler no tenía el control total del Partido, ya que las SA, las fuerzas paramilitares dirigidas por Ernst Röhm mantenían diferencias políticas con la gestión del Führer por el abandono de las premisas anticapitalistas del partido. El abandono de estas ideas conllevó al asesinato de los dirigentes de las SA en la que se conoce como la Noche de los Cuchillos Largos. A modo de anécdota los asesinados cuando los iban a matar gritaban: "Heil Hitler", paradójico puesto que fue Hitler quien los mandó a ejecutar. A partir de este momento, el control de Hitler y del Partido fue absoluto.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Comentario Fasci di Combattimento


Programa de San Sepolcro

¡Italianos!

He aquí, el programa de un movimiento puramente italiano.

Revolucionario por ser anti dogmático y anti demagógico; fuertemente innovador por ser anti-prejuicioso.

Nosotros ponemos la valorización de la guerra revolucionaria por encima de todo y de todos.

Los otros problemas: burocracia, administración, jurídicos, escolares, coloniales, etc. Los delinearemos cuando organicemos la clase dirigente.

Por esto: NOSOTROS QUEREMOS:



Para el problema político:

  1. El sufragio universal con escrutinio de listas regionales con una representación proporcional, el derecho de voto y que puedan ser elegidas las mujeres.
  2. La disminución de la edad mínima a 18 años y la de los diputados, a 25 años.
  3. La abolición del Senado.
  4. La convocatoria de una Asamblea nacional por un plazo de tres años, cuya primera tarea será la de establecer la forma constitucional del Estado.
  5. La formación de un Consejo Nacional de trabajadores técnicos, de la industria, del transporte, la higiene social, de las comunicaciones etc. Electo por la colectividad profesional o por ocupación, con poderes legislativos y derecho de elegir un comisario general con poderes de Ministro.

Para el problema social: NOSOTROS QUEREMOS:

  1. La promulgación de una ley de Estado que dé a todos los trabajadores una jornada legal de ocho horas de trabajo.
  2. Salarios mínimos.
  3. La participación de los representantes de los trabajadores en el funcionamiento técnico de las industrias.
  4. La administración de las industrias y servicios públicos por las mismas organizaciones proletarias (cuando éstas sean dignas de ello, moral y técnicamente).
  5. La rápida y completa sistematización de los servicios ferroviarios y todas las compañías del transporte.
  6. Una modificación necesaria del proyecto de ley de seguridad de invalidez y de jubilación, en que se disminuya el límite de edad propuesto de 65 a 55 años.

Para el problema militar: NOSOTROS QUEREMOS:

  1. La creación de una milicia nacional con breves periodos de instrucción con un rol defensivo.
  2. La nacionalización de todas las fábricas de armas o explosivos.
  3. Una política exterior nacional que sea puesta en valorización, en concordancia con la competencia pacífica de las civilizaciones, de la nación italiana en el mundo.

Para el problema financiero: NOSOTROS QUEREMOS:

  1. Un fuerte impuesto extraordinario sobre el capital con carácter progresivo que tenga la forma de una verdadera expropiación de todas las riquezas.
  2. La confiscación de todos los bienes de las congregaciones religiosas y la abolición de todas las bulas episcopales que constituyen una enorme responsabilidad para la Nación y un privilegio para unos pocos.
  3. La revisión de todos los contratos de suministro en la guerra y el secuestro del 85% de las ganancias por la guerra.



Il Popolo d'Italia, 6 de Junio de 1919

Alemania Nazi

1. La República de Weimar y la formación del nazismo

La abdicación en 1918 del káiser Guillermo II dio lugar a la proclamación de la República en Weimar, que tuvo que asumir la derrota militar y las duras condiciones de paz impuestas por los vencedores. La nueva Repúbica se basó en el liberalismo parlamentario basado en una Constitución ampliamente democrática. Sin embargo, en sus primeros años, la República tuvo que hacer frente a los intentos insurreccionales tanto de la derecha como de la izquiera, que deseaban acabar con el régimen. En 1919 se produjo el levantamiento de la Liga Esparaquista (la facción comunista de Alemania) que pretendían proclamar un gobierno de consejos obreros según el modelo soviético. El levantamiento fue duramente reprimido por grupos paramilitares, los "Freikorps", financiados por el gobierno socialista, de ahí el rechazo que mantendrían los comunistas hacia la República.

Por otro lado, a partir de 1920, se vio el auge de grupos nacionalistas radicales que acusaban al Gobierno de traición por haber firmado el armisitcio y haber aceptado las condiciones del Tratado de Versalles. Así pues, ocuparon Berlín contando con el apoyo de un sector del Ejército pero fracasó debido al estallido de una huelga general. Pocos años después, en 1923, Adolf Hitler protagonizó el fracasado "Putsch de la cervecería" en Munich, contando con el apoyo de nacionalistas y algunos militares como el general Ludendorff.

La situación económica de Alemania era harto complicada ya que tenía que pagar las deudas de guerra y las fueretes reparaciones que Alemania tenía que pagar a los vencedores originaron un aumento vertiginoso de la inflación y una espectacular depreciación del marco alemán. Las personas que vivía de capitales fijos se arruinaron y una buena parte de las pequeñas empresas tuvieron que cerrar, provocando con ello un aumento considerable del desempleo. La crisis llegó a su culment en 1923 cuando los alemanes no pudieron pagar las deudas de guerra contraídas con Francia y las tropas de galas ocuparon el rico territorio minero del Ruhr como garantía del cobro. A partir de 1924 Alemania vivió un periodo de estabilidad económica hasta la crisis de 1929, que agravó la situación considerablemente aumentando el desempleo hasta los seis millones de parados en 1931.

Los partidos gubernamentales de la Coalición de Weimar (Zentrum Católico, SPD y Partido Demócrata) perdieron el apoyo de los asalariados y de la pequeña burguesía empobrecida, con lo que a partir de 1930, los diferentes gobiernos de coalición no tuvieron una mayoría suficiente en el Parlamento y se utilizó con demasiada frecuencia el recurso a disolverlo, lo que demuestra una debilidad parlamentaria.

En este contexto de crisis, el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP) aumentó de una manera vertiginosa. Pero la historia del partido se había iniciado antes, en 1921 donde Hitler reunió bajo su mando a un pequeño grupo extremista, racista y agresivo, con eslóganes anticapitalistas. Organizaría el Partido dotándolo de un carácter violento con la creación de escuadrones paramilitares, las SA, que ejercían la amenaza y la coacción contra sus adversarios. También dio al partido un componente antisemita y adoptó los emblemas del fascismo italiano: saludo a la romana, camisa parda, etc.

Hitler sería reconocido como Führer (Jefe) del Partido, protagonizando en 1923 el intento de golpe de Estado contra la República de Weimar, siendo detenido y cumpliendo seis meses en prisión, donde escribiría su obra Mein Kampf (Mi Lucha), en la que exponía su pensamiento y programa político: desprecio por la democracia parlamentaria, odio al comunismo y, un nacionalismo radical con el liderezgo único para dirigir Alemania. Además de esto, defendía el antisemitismo y la superioridad de la raza aria con la necesidad de forjar un Gran Reich anexionando todos los territorios de población germánica, postulando la expasión territorial. Al salir de la prisión, su posición en el Partido se había reforzado, sin embargo, la situación económica del país entre 1924 y 1929 hizo perder terreno a los nazis, frenando considerablemente su activismo.

lunes, 14 de mayo de 2012

Italia Fascista (II)

3.La Marcha sobre Roma y la llegada al poder

El Partido Nacional Fascista demostró que contaba con una buena organización en la huelga de agosto de 1922, convocada por las fuerzas de izquierda. Los fascistas comunicaron al Gobierno que si no era capaz de impedirla ellos sustituirían al Estado. Los escuadristas mantuvieron en funcionamiento los servicios de correos, trenes y autobuses, y con su acción ganaron las simpatías de las clases medias.
Pero el golpe definitivo para hacerse con el poder llegó con la Marcha sobre Roma (8 de octubre de 1922). Los fascistas habían anunciado que si el gobierno era incapaz de restablecer el orden y la autoridad, ellos marcharían hacia la capital y reclamarían el poder. Miles de "camisas negras" habían ocupado los edificios públicos de ciudades del norte y, al tener mayor fuerza, se dispusieron a partir hacia Roma. El gobierno quiso proclamar el estado de excepción el 28 de octubre, pero el rey Víctor Manuel III se niega a firmar el decreto, con lo que el gobierno dimitió. Asumiendo la responsabilidad el rey pidió a Mussolini que formara un nuevo gobierno.

En el proceso de entrega del poder al fascismo, dos instituciones desarrollaron un papel decisivo, la Monarquía y el Ejército. El rey por su decisión de entregar el gobierno a Mussolini y los militares porque aconsejaron al rey que no pusiera al Ejército en la situación de tener que reprimir a los fascistas, ya que probablemente una parte de los mandos militares eran afines.

El establecimiento de la dictadura fascista fue el resultado de un proceso de restricción de las libertades que se llevó a cabo entre 1922 y 1924. Primero, un gobierno de coalición entre diferentes fuerzas políticas mantuvo formalmente la vida parlamentaria, con el apoyo de los grupos conservadores, así como la libertad política y sindical. El viraje definitivo hacia la dictadura tuvo lugar en 1924, a raíz del asesinato del diputado socialista Matteotti, que había denunciado los crímenes perpretados por las escuadras fascistas y el fraude con que el Partido Nacional Fascista había conseguido ganar las elecciones. Los fascistas estaban directamente implicados en el asesinato, y para no tener que enfrentarse a las críticas del Parlamento, Mussolini asumió plenos poderes e implantó una dictadura.


4. La dictadura fascista

A partir de 1925, Mussolini inició un proceso encaminado hacia la conversión de Italia en un régimen totalitario en el que el Estado y el Partido Fascista quedasen completamente identificados. El propio gobierno de Mussolini hizo una ley en la que le concedía todos los poderes a éste: nombrando y revocando a los ministros, legislando mediante decretos y, con un fuerte control del poder ejecutivo. En 1926, la Ley Rocco prohibió todos los partidos y sindicatos, a excepción de los fascistas, y en 1934 los sindicatos fueron integrados en 22 corporaciones, que también contaban con representación de las organizaciones patronales.

En 1928, el Parlamento  pasó a depender del Gran Consejo Fascista encargado en última instancia de elegir a sus miembros y, sería sustituido en 1929 por un órgano consultivo formado por los dirigentes de las corporaciones fascistas: la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones. Las autoridades provinciales y municipales eran nombradas directamente por el gobierno y elegidas entre los fascistas, y la administración política fue depurada de los elementos no adictos al régimen. Finalmente se creó la policía política, la OVRA (Organización de Vigilancia y Represión Antifascista) que perseguía a los opositores.

Otro de los éxitos inmediatos para los fines totalitarios del Mussolini, fueron los pactos con la Iglesia Católica. En 1929 firmaron los Pactos de Letrán, que supusieron el reinicio de las relaciones entre la iglesia de Roma y el Estado, después de la ruptura que se había producido en 1870. El papa Pío XI reconoció el reino de Italia y Roma su capital, mientras el estado italiano se comprometía a conceder al Vaticano una renta anual. A pesar de la oposición de ciertos sectores católicos, el apoyo del Papado al fascismo constituyó uno de los pilares de la dictadura fascista.

Otro elemento de popularidad para el fascismo fue su política exterior expansionista e imperialista, promoviendo la remilitarización y se inició un gran campaña de recuperación de los territorios irredentos (Trieste), de expansionismo colonial (Túnez y Albania, la guerra de ocupación de Etiopía en 1935) y, de reivindicaciones territoriales como Dalmacia, Córcega, etc.


5.Control económico y social

En el ámbito económico, el fascismo se caracterizó por un fuerte intervencionismo estatal, por el proteccionismo a la industria nacional y por la tendencia a la autarquía económica. En 1933 se creó el Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI) con la finalidad de ayudar a empresas con dificultades mediante la compra de sus acciones a los grandes bancos a través de empresas filiales públicas. De este modo, el Estado fue haciéndose con el control de sectores importantes de la economía (electricidad, siderurgia, construcción naval, química, etc.). Así pues se caracterizó por un fuerte intervencionismo económico, poseyendo el IRI en 1939 el 45% de las acciones cotizadas en Bolsa.

A raíz de la crisis de 1929, el Estado adoptó políticas proteccionistas y estableció un estricto control de los intercambios, autorizando solamente a aquellas importaciones consideradas indispensables. La política autárquica condujo a una cierta renovación de la industria nacional, pero, en contrapartida, generó una producción industrial de elevados costos y de baja calidad. Además, la orientación militarista de la industria distorsionó la producción y comportó el estancamiento de las industrias ligeras y de bienes de consumo. No obstante, el fascismo invirtió en obras públicas poniendo en marcha proyectos destinados a frenar el desempleo mediante la construcción de autopistas, desecación de marismas, etc., así como al diseño de un programa agrario para fomentar la producción un plan de incentivación de la natalidad.

El estrecho vínculo entre el sector privado y el estatal tuvo su principal beneficiario en la poderosa y reducida oligarquía, identificada políticamente con el Partido Nacional Fascista. En contrapartida, el nivel de vida de los italianos se situó por debajo del europeo, ya que los salarios reales disminuyeron y, el paro aumentó.

En lo que respecta a la sociedad, el fascismo pretendió controlar y dirigir toda la sociedad a base de estimular su afiliación al partido o a los sindicatos fascistas. Así para difundir y asegurar el futuro del régimen se creó la Opera Nazionale Balilla, en la que era obligatorio matricular a todos los niños hasta la edad adulta. Así como se creó una organización para el ocio y el tiempo libre en la Opera Nazionale Dopolavoro.

Pero el control fascista iba también hacia la educación en la que los maestros debían vestir la camisa negra y, los profesores de Universidad debían prestar juramento de fidelidad al régimen. El catolicismo fue declarado la religión oficial por lo que se prohibió el divorcio y, la enseñanza religiosa pasó a ser obligatoria en las escuelas. No hubo ningún ámbito que se escapara al fascismo, así como desde periódicos, libros, radio fueron controlados por los fascistas en su intento de controlar e impregnar los valores del fascismo en la vida pública y privada. Sin embargo, una consecuencia de la propaganda fue la creación de los medios de comunicación como la radio y, el cine, creándose en Roma, Cinecittà, como un impulso la producción cinematográfica italiana. Así pues, el fascismo se convirtió en un régimen donde impuso el control estricto de la vida privada y pública de los ciudadanos, llegando a lograr el consenso social en los años 30.

Italia Fascista

1. Crisis de la posguerra 

La primera guerra mundial había significado para Italia el empobrecimiento de las clases trabajadoras, que habían visto disminuir su poder adquisitivo al aumentar los precios de los bienes de consumo y, los salarios mantenerse inferiores respecto a 1913. El origen del movimiento huelguístico en Italia, además se inspiró en la revolución bolchevique de Rusia, que vio un ejemplo a seguir. Las huelgas se incrementaron y la ocupación de fábricas fue un hecho consumado, sobre todo en el norte de Italia;
mientras, en el campo se producía la ocupación de tierras de los grandes propietarios. Todos estos factores influyeron en la burguesía por el "miedo rojo" o, el temor a una revolución social que acabara con el orden existente. Las medidas que comenzaron a reclamar no solo fueron las de la represión de estos movimientos, sino soluciones mucho más estrictas.
En el ámbito político, la monarquía constitucional atravesaba una situación de fuerte inestabilidad y ningún partido conseguía obtener mayorías estables y gobiernos duraderos. Así pues, entre 1919 y 1922, se sucedieron cinco gobiernos diferentes. El régimen constitucional se apoyaba en la coalición de partidos liberales de centro, que comenzó a verse contestada por la presión del Partido Socialista, del recién escindido Partido Comunista de Antonio Gramsci en 1921 (que defendía las posturas maximalistas revolucionarias) y, por el Partido Popular, de inspiración católica y, que aunaba a los sectores antisocialistas.
A ello hay que sumar la oleada del nacionalismo exaltado, que había crecido durante la Primera Guerra Mundial y, que tomó impulso debido a la frustración de recuperar territorios irredentos que no se habían cumplido del todo. Los territorios irredentos eran aquellos que no habían sido anexionados a Italia durante la unificación del siglo XIX, como la costa de dálmata (actual Croacia), la ciudad del Fiume (Rijeka) que había quedado bajo control de la Sociedad de Naciones. Esto conllevó, a que un grupo de excombatientes (arditi) liderados por Gabrielle d'Annunzio ocuparan dicha ciudad, pero siendo obligados por el gobierno italiano a abandonarla por la fuerza, lo que generó una mayor frustración.

2. Formación del fascismo

En 1919, un ex militante del partido socialista, Benito Mussolini, había creado los Fasci di Combattimento, grupos de excombatientes de la Primera Guerra Mundial, sindicalistas revolucionarios, viejos anarquistas, nacionalistas, etc., en los que radicaba un programa populista y nacionalista. Pero en 1921 ante los acontecimientos nacionales, Mussolini transformó los Fasci en el Partido Nacional Fascista, presentándose como un instrumento y una fuerza capaz de detener al comunismo y su amenaza sobre Italia. El viejo programa de los Fasci di Combattimento cambió hacia un viraje más conservador y menos revolucionario, en el que se hacía una defensa de la propiedad privada, impregnado de un nacionalismo radical y de la defensa de un nacionalismo militarista en el exterior. El PNF adquirió una simbología propia: los fascistas adoptaron la camisa negra como uniforme y saludo a la romana con el brazo en alto.,
Sin embargo, las bases sociales del partido fueron variadas ya que se nutrieron de sectores de obreros descontentos con la situación política y social, pero sobre todo de la pequeña burguesía, atemorizada ante la crisis y el ascenso de las fuerzas revolucionarias obreras. El Partido fue pronto bien visto entre los industriales, grandes propietarios de tierras, sectores del ejército, o del propio gobierno, que lo consideraban como un instrumento para frenar el avance del comunismo. Este apoyo no tardó en darse desde la ayuda financiera de la Confindustria, la organización patronal de Italia.
Los squadristi (fascistas) protagonizaron numerosos actos de violencia social, contra políticos, ayuntamientos, periódicos, etc,. de izquierdas. Pretendían acallar toda forma de oposición atemorizando a la población a golpes, contando con la complicidad de la policía, que actuaba contra ellos sin contundencia, y de la justicia, que dictaba penas simbólicas para los escuadristas. En 1921 habían sido asesinadas unas 600 personas y, el PNF creció rápidamente en 1922 alcanzando los 700 mil afiliados.


martes, 1 de mayo de 2012

Fascismos (II)

2. APOYOS E IDEAS

Surgidos de las crisis de las democracias liberales, así como del crack de 29, los fascismos europeos tuvieron un nexo de unión común a todos, es el rechazo a la democracia parlamentaria, así como un marcado anticomunismo y, un fuerte nacionalismo. Entre otras estas fueron las principales tendencias fascistas.

2.1. Características ideológicas del fascismo

- La creación de un Estado fuerte, lo que se conoce como el Estado totalitario en donde exista un control sobre todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, tanto público como privado. En este Estado, el individuo queda supeditado a aquél y, niega cualquier tipo de igualdad entre ciudadanos, así como los principios del liberalismo, derechos individuales, libertad, democracia, etc.
- Eliminación de la oposición implantando la dictadura de un partido único. El partido era dirigido por un líder carismático, que se plasmaría en la implantación social de los partidos fascistas, dónde los ciudadanos seguían la obediencia del líder carismático, reforzando los conceptos de orden, autoridad, obediencia incondicional, etc.
- Nacionalismo exacerbado, expansionista que llevaron a los fascismos a plantearse constantemente en una situación de guerra. Además de esto, el nacionalismo más radicalizado los llevó a defender el racismo, justificando la dominación de los más fuertes sobre los más débiles, sobre todo en el caso alemán, donde el antisemitismo fue una de las políticas de mayor relevancia.
- El anticomunismo así como también un marcado anticapitalismo. El anticomunismo fue fundamental en los fascismos porque consideraban que la lucha de clases desgarraba a la nación y, la debilitaba. El anticapitalismo en principio fue más retórico que real, aunque rechazaban la concentración de la gran propiedad, así como el empobrecimiento de los obreros. De ahí que el fascismo se autoproclame como la "tercera vía", "nacionalsocialismo", para atraerse a las clases obreras y las clases medias ante el avance del capitalismo.
- El uso de la violencia, puesto que muchos de los fascistas lucharon en la primera guerra mundial, mantuvieron el ideal de combate por su nación, partido, líder, etc., contra sus enemigos políticos. Además de destacar otros valores irracionales como la fe, el culto al líder, como si de una religión política se tratara.
- Los fascismos no se conformaban con conquistar el poder y mantenerse, era preciso la movilización de las masas tanto en organizaciones del partido, como propias del Estado, ya sean milicias paramilitares, ocio, mítines, etc.

2.2. Apoyos sociales

Los fascismos lograron mayores apoyos donde lograron conquistar el poder como en Alemania e Italia, aunque no siempre fue un apoyo social amplio. En sus orígenes los fascismos eran grupos minúsculos que a medida que fueron conquistando espacios del poder, lograron recabar más apoyos. Los orígenes son variados ya que muchos de los primeros fascistas fueron excombatientes de la primera guerra mundial, jóvenes activistas y desilusionados con la democracia y con el orden existente.
A medida que fueron creciendo los movimientos fascistas, se unieron dos sectores sociales importantes, clases medias y clases obreras. En el caso de las clases medias dieron un importante apoyo al fascismo por el miedo al avance del comunismo y, también por el miedo a la proletarización. Por otro lado, las clases obreras dieron apoyo a los fascismos por la retórica anticapitalista utilizada y, su componente radical.
No obstante, los fascismos contaron también con el apoyo de las burguesías y terratenientes, que dieron apoyo económico para que combatieran contra a socialistas y comunistas. No siempre dieron todos su apoyo, pero una vez conquistado el poder por los fascistas lograron ganarse el apoyo del gran capitalismo favoreciendo a empresas nacionales frente a las extranjeras, además de desechar la retórica anticapitalista.
Por último, desde el propio Estado y algunas instituciones respaldaron las acciones de los fascistas. Los casos más significativos tanto el Ejército como la policía toleraban la violencia de los grupos paramilitares fascistas y, desde el propio sistema judicial, las penas eran menores que a los comunistas.