3.La Marcha sobre Roma y la llegada al poder
El Partido Nacional Fascista demostró que contaba con una buena organización en la huelga de agosto de 1922, convocada por las fuerzas de izquierda. Los fascistas comunicaron al Gobierno que si no era capaz de impedirla ellos sustituirían al Estado. Los escuadristas mantuvieron en funcionamiento los servicios de correos, trenes y autobuses, y con su acción ganaron las simpatías de las clases medias.
Pero el golpe definitivo para hacerse con el poder llegó con la Marcha sobre Roma (8 de octubre de 1922). Los fascistas habían anunciado que si el gobierno era incapaz de restablecer el orden y la autoridad, ellos marcharían hacia la capital y reclamarían el poder. Miles de "camisas negras" habían ocupado los edificios públicos de ciudades del norte y, al tener mayor fuerza, se dispusieron a partir hacia Roma. El gobierno quiso proclamar el estado de excepción el 28 de octubre, pero el rey Víctor Manuel III se niega a firmar el decreto, con lo que el gobierno dimitió. Asumiendo la responsabilidad el rey pidió a Mussolini que formara un nuevo gobierno.
En el proceso de entrega del poder al fascismo, dos instituciones desarrollaron un papel decisivo, la Monarquía y el Ejército. El rey por su decisión de entregar el gobierno a Mussolini y los militares porque aconsejaron al rey que no pusiera al Ejército en la situación de tener que reprimir a los fascistas, ya que probablemente una parte de los mandos militares eran afines.
El establecimiento de la dictadura fascista fue el resultado de un proceso de restricción de las libertades que se llevó a cabo entre 1922 y 1924. Primero, un gobierno de coalición entre diferentes fuerzas políticas mantuvo formalmente la vida parlamentaria, con el apoyo de los grupos conservadores, así como la libertad política y sindical. El viraje definitivo hacia la dictadura tuvo lugar en 1924, a raíz del asesinato del diputado socialista Matteotti, que había denunciado los crímenes perpretados por las escuadras fascistas y el fraude con que el Partido Nacional Fascista había conseguido ganar las elecciones. Los fascistas estaban directamente implicados en el asesinato, y para no tener que enfrentarse a las críticas del Parlamento, Mussolini asumió plenos poderes e implantó una dictadura.
4. La dictadura fascista
A partir de 1925, Mussolini inició un proceso encaminado hacia la conversión de Italia en un régimen totalitario en el que el Estado y el Partido Fascista quedasen completamente identificados. El propio gobierno de Mussolini hizo una ley en la que le concedía todos los poderes a éste: nombrando y revocando a los ministros, legislando mediante decretos y, con un fuerte control del poder ejecutivo. En 1926, la Ley Rocco prohibió todos los partidos y sindicatos, a excepción de los fascistas, y en 1934 los sindicatos fueron integrados en 22 corporaciones, que también contaban con representación de las organizaciones patronales.
En 1928, el Parlamento pasó a depender del Gran Consejo Fascista encargado en última instancia de elegir a sus miembros y, sería sustituido en 1929 por un órgano consultivo formado por los dirigentes de las corporaciones fascistas: la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones. Las autoridades provinciales y municipales eran nombradas directamente por el gobierno y elegidas entre los fascistas, y la administración política fue depurada de los elementos no adictos al régimen. Finalmente se creó la policía política, la OVRA (Organización de Vigilancia y Represión Antifascista) que perseguía a los opositores.
Otro de los éxitos inmediatos para los fines totalitarios del Mussolini, fueron los pactos con la Iglesia Católica. En 1929 firmaron los Pactos de Letrán, que supusieron el reinicio de las relaciones entre la iglesia de Roma y el Estado, después de la ruptura que se había producido en 1870. El papa Pío XI reconoció el reino de Italia y Roma su capital, mientras el estado italiano se comprometía a conceder al Vaticano una renta anual. A pesar de la oposición de ciertos sectores católicos, el apoyo del Papado al fascismo constituyó uno de los pilares de la dictadura fascista.
Otro elemento de popularidad para el fascismo fue su política exterior expansionista e imperialista, promoviendo la remilitarización y se inició un gran campaña de recuperación de los territorios irredentos (Trieste), de expansionismo colonial (Túnez y Albania, la guerra de ocupación de Etiopía en 1935) y, de reivindicaciones territoriales como Dalmacia, Córcega, etc.
5.Control económico y social
En el ámbito económico, el fascismo se caracterizó por un fuerte intervencionismo estatal, por el proteccionismo a la industria nacional y por la tendencia a la autarquía económica. En 1933 se creó el Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI) con la finalidad de ayudar a empresas con dificultades mediante la compra de sus acciones a los grandes bancos a través de empresas filiales públicas. De este modo, el Estado fue haciéndose con el control de sectores importantes de la economía (electricidad, siderurgia, construcción naval, química, etc.). Así pues se caracterizó por un fuerte intervencionismo económico, poseyendo el IRI en 1939 el 45% de las acciones cotizadas en Bolsa.
A raíz de la crisis de 1929, el Estado adoptó políticas proteccionistas y estableció un estricto control de los intercambios, autorizando solamente a aquellas importaciones consideradas indispensables. La política autárquica condujo a una cierta renovación de la industria nacional, pero, en contrapartida, generó una producción industrial de elevados costos y de baja calidad. Además, la orientación militarista de la industria distorsionó la producción y comportó el estancamiento de las industrias ligeras y de bienes de consumo. No obstante, el fascismo invirtió en obras públicas poniendo en marcha proyectos destinados a frenar el desempleo mediante la construcción de autopistas, desecación de marismas, etc., así como al diseño de un programa agrario para fomentar la producción un plan de incentivación de la natalidad.
El estrecho vínculo entre el sector privado y el estatal tuvo su principal beneficiario en la poderosa y reducida oligarquía, identificada políticamente con el Partido Nacional Fascista. En contrapartida, el nivel de vida de los italianos se situó por debajo del europeo, ya que los salarios reales disminuyeron y, el paro aumentó.
En lo que respecta a la sociedad, el fascismo pretendió controlar y dirigir toda la sociedad a base de estimular su afiliación al partido o a los sindicatos fascistas. Así para difundir y asegurar el futuro del régimen se creó la Opera Nazionale Balilla, en la que era obligatorio matricular a todos los niños hasta la edad adulta. Así como se creó una organización para el ocio y el tiempo libre en la Opera Nazionale Dopolavoro.
Pero el control fascista iba también hacia la educación en la que los maestros debían vestir la camisa negra y, los profesores de Universidad debían prestar juramento de fidelidad al régimen. El catolicismo fue declarado la religión oficial por lo que se prohibió el divorcio y, la enseñanza religiosa pasó a ser obligatoria en las escuelas. No hubo ningún ámbito que se escapara al fascismo, así como desde periódicos, libros, radio fueron controlados por los fascistas en su intento de controlar e impregnar los valores del fascismo en la vida pública y privada. Sin embargo, una consecuencia de la propaganda fue la creación de los medios de comunicación como la radio y, el cine, creándose en Roma, Cinecittà, como un impulso la producción cinematográfica italiana. Así pues, el fascismo se convirtió en un régimen donde impuso el control estricto de la vida privada y pública de los ciudadanos, llegando a lograr el consenso social en los años 30.
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